Retos Que Todo Nuevo Jefe Debe Afrontar Por Primera Vez

Retos Que Todo Nuevo Jefe Debe Afrontar Por Primera Vez

 

En el actual mercado de trabajo la mayoría de los mandos intermedios cambia de equipo cada dos o tres años. Esto significa que muchas veces deben asumir la dirección de un grupo de trabajo ya organizado, un reto difícil incluso para quienes ya tienen experiencia como jefes. Todo cambio de dirección, sea del nivel que sea, necesita un largo y continuo proceso de adaptación del líder al equipo, y viceversa, puesto que los roles y las situaciones son totalmente dinámicas y cambiantes. Sin duda, en el momento de ensamblaje se van a producir tensiones en el grupo.

Por eso, los expertos recomiendan centrar los primeros esfuerzos en empatizar con el equipo. Si el jefe entra como un elefante en una cacharrería tendrá en el futuro un montón de desavenencias y conflictos. De hecho, la capacidad para manejar y tratar con el equipo y las personas clave de la organización es lo que va a determinar el éxito del nuevo jefe. Más, incluso, que los conocimientos técnicos de éste.


1. GANARSE LA CONFIANZA:

Hacer que el equipo te respete y que crea en ti no será tarea fácil. Ganarte su confianza será cuestión de tiempo, perseverancia y de demostrar que te preocupas por las personas que tienes a tu alrededor. Una de las mejores formas de acercarte a tu equipo es la comunicación. Crea un espacio de diálogo abierto en el que cada persona pueda dar su opinión y hacer propuestas. Pregúntales con frecuencia qué mejorarían, pide feedback… No sólo estarás demostrando que te preocupa su opinión y que les tienes en buena estima; sino que además eres una persona humilde a la que le preocupa mejorar día a día.

2. CONTACTAR CON TACTO:

Una de las primeras dificultades para que el ajuste se realice con suavidad es el desconocimiento mutuo entre el nuevo líder y sus propios colaboradores. La expectación que se produce dentro de un equipo ya formado ante la llegada de un nuevo cargo se debe fundamentalmente a la incertidumbre de lo que va a suceder en el futuro y el miedo a perder prestigio o parcelas de libertad en el trabajo. No es de extrañar, por tanto, que en los primeros días algunos sean reticentes a los cambios; pero, si existe una buena comunicación, lo habitual es que la mayoría se muestren dispuestos a colaborar. El nuevo líder debe mostrarse, sobre todo, dispuesto a escuchar a su gente para ganarse su respecto. Aunque lo habitual es que al hacerse cargo del equipo tenga sus propias ideas sobre cómo organizarlo, debe pensar que en los primeros meses va a tener que aprender más que enseñar. Sería un error que pretenda saber más que otras personas que llevan años en la empresa. Además, sus subordinados verán esta actitud como una muestra de reconocimiento hacia su trabajo, más que como un síntoma de debilidad.

 

 

3. SER JUSTO:

A veces tendrás que tomar decisiones difíciles que puedan afectar de manera negativa a tu equipo. Será aún más duro si son personas con las que mantienes una relación de amistad. Sin embargo, forma parte de tu trabajo y es tu responsabilidad. Reflexiona y, tras meditarlo lo suficiente, toma la decisión que consideres siendo honesto y lo más justo posible. Ser sincero con tu equipo y explicar tus motivos será de gran ayuda.

4. PIENSA EN POSITIVO:

El cambio de dirección es una tarea complicada y que exige muchos ajustes, pero también es una oportunidad positiva tanto para el nuevo jefe como para la empresa y sus colaboradores. La incorporación de un nuevo mando intermedio o directivo puede servir para poner encima de la mesa asuntos relegados durante mucho tiempo, impulsar cambios estructurales que ayuden a mejorar el rendimiento de la organización, introducir nuevas ideas y hacer rodar de nuevo a un equipo desmotivado. Por otra parte, la habilidad del jefe para sacar adelante al equipo supondrá un reconocimiento dentro de la empresa, especialmente cuando se trate de grupos problemáticos. Éste puede ser el punto de partida de una carrera ascendente. De la actuación del líder depende que su equipo sea un motor o un freno en su propio desarrollo profesional. Si lo enciende cada día, lo alimenta y lo cuida sin pasarlo de vueltas, le transportará sin duda hacia el éxito.

5. SER EL EJEMPLO:

Tú debes ser el espejo en el que tu equipo se mire, pero a veces esto no es fácil. Mantener una conducta impecable y unos valores intachables a lo largo del tiempo, y contentar a todo el mundo, puede ser complicado. Sin embargo, debes mantener alto tu nivel de exigencia e intentar ser siempre un ejemplo para tu equipo. Y cuando cometas un error, porque seguro que alguno habrá, reconócelo abiertamente y pide perdón. Tu equipo lo agradecerá y todos aprenderán para el futuro.