Los gastos impulsivos pueden ser ocasionados por distintos factores, por esta razón, ser capaz de tener un plan o identificar el momento exacto que puede detonarlos, te ayudará a evitarlos para cuidar mejor de tu dinero.
Existen algunas personas que pueden manejar sus emociones para que este tipo de gastos no se den; en cambio, para otras puede ser una tentación que no pueden evitar, y un obstáculo a la hora de gestionar sus finanzas. A grandes rasgos, tener gastos impulsivos no es malo, pero si los sabes gestionar te ahorrarás muchos problemas.
1. Ignora El Descuento De La Etiqueta:
No dejes que las rebajas y descuentos nublen tu vista. Recuerda, una ganga sólo es una ganga si te hace falta. Trata de pensar en términos prácticos en el precio real de las cosas antes de comprarlas. ¿Cuánto tendría que trabajar para pagar lo que cuesta esa tele nueva? ¿Podría gastarme ese dinero en algo más importante? Si hablamos de ropa, zapatillas o accesorios, otra manera de ver la situación es tratar de pensar de antemano cuántas veces crees que usarás la prenda y cuánto te costaría ese tiempo.
2. Resiste A La Tentación:
¿Sabes cuál es la mejor forma de de tener una compra impulsiva? ¡Evitar los sitios en donde venden cosas que deseas comprar! Por supuesto, todos tenemos una tienda favorita, y no podemos dejar de lado las ofertas y promociones que suelen aparecer en medio de un día de paseo. Sin embargo, evitar la tentación de visitar o entrar a estos locales puede ayudar mucho a tu cuenta bancaria. Y sí, los sitios web de compra también están incluidos. Cuando estás constantemente rodeado de objetos o servicios llamativos e interesantes, seguramente sentirás la necesidad de adquirirlos. Pero, ¿valen la pena?
3. No Vayas De Compras Cuando Estés Triste:
Un clásico: es fácil darte un capricho para mejorar tu estado ánimo. Pero haznos caso, no te vas a sentir mejor y muchas veces es el inicio de una espiral descendente. Cuando gastas dinero para combatir el estrés, lo que en realidad estás haciendo es añadir más estrés cuando seas consciente del gasto extra que has tenido. No puedes atacar los sentimientos negativos con acciones negativas. En lugar de eso, trata de hacer alguna actividad positiva y constructiva. Sal a dar un paseo, haz deporte o queda con tus amigos. ¡O al menos date un capricho más barato!
4. Piensa En Tus Motivos:
Probablemente alguna vez hayas escuchado que la solución a todos los problemas es un tener un buen día de compras. Sin embargo, gastar dinero de manera irracional e impulsiva es un error que muchos cometen y por eso es importante recordar los motivos de tu compra. Dinos, ¿Cómo te sentiste la última vez que cediste al impulso de comprar? ¿Lo que compraste te mantuvo feliz durante mucho tiempo, o fue una felicidad momentánea que luego resultó en arrepentimiento?
5. Escoge La Compañía Adecuada:
Si tus amigos son tus amigos es porque tienen muchas cosas en común. Si una de esas cosas es comprar cosas que ninguno se puede permitir, simplemente no vayan juntos de compras. Ya, sabemos que suena a consejo de padres preocupados por tus malas compañías, pero cuando estás valorando comprar esas zapatillas tan caras, necesitas a un amigo que diga NO, no a uno que ya esté buscando el mismo modelo en su talla. Alguien tiene que poner una nota de cordura.
6. Crea Un Presupuesto Con Gastos Saludables:
¿Sabías que un presupuesto saludable es como comer de manera saludable? Tienes que ser parcialmente flexible de vez en cuando o un día terminarás comiendo (o en nuestro caso, comprando) todo lo que tengas a la vista. Crea un presupuesto de una manera que puedas gestionar tus gastos correctamente y que así este te permita hacer algunos derroches de vez en cuando.
¿Por qué te recomendamos esto? Porque ser demasiado restrictivo contigo mismo puede terminar en frustración y malos hábitos financieros. Incluso podría desalentarte y hacerte pensar que un presupuesto no es necesario a la hora de gastar dinero. Lo importante es encontrar un balance donde puedas sentir los beneficios que trae consigo el comprar algo emocionante, sin preocuparte de un saldo bancario negativo.